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sábado, 25 de febrero de 2012

Noticias de un universo alternativo (X)

Queridos lectores, ésta de hoy es la mejor noticia que escribo desde que dejé de fumar, hace ya ocho años, la más liberadora desde que me separé de las pesadas de mis dos esposas y sus paranoias incomprensibles, la más fantástica desde que los chinos descubrieron vida inteligente a 4000 metros bajo los eternos hielos de Europa (hay quien dijo entonces que por vez primera en el sistema solar, y hay días en que tiendo a pensar lo mismo).

En pocas palabras, se ha descubierto qué pasa con los ya famosos neutrinos superlumínicos (algún graciosete los llamaba neutrinos spumante). En realidad no es que sean neutrinos muy rápidos, en realidad creo que desde ahora se les llamará “neutrinos distraídos”.

Seguramente os preguntareis que es lo que se ha descubierto, y el motivo de que los llame distraídos si en realidad parece que corrieron como alma que lleva el diablo. No os preocupéis, os lo cuento en pocas palabras, porque es algo alucinante.

Según las pruebas que se han hecho, y las han repetido varias veces, resulta que esos neutrinos, cuando salen del emisor, saltan a otro universo (sí, como lo leéis!) y se dan una vuelta por “allí” (donde sea que es “allí”, aunque seguro es muy lejos de “aquí”, y de todos los “aquí” que conozcáis) y hacen de las suyas, luego ven que se les hace tarde, y deciden volver cogiendo un atajo, pero les sale el tiro por la culata y resulta que llegan antes de lo esperado.

Lo más divertido del caso no es que lo hayan descubierto, sino que ha sido una especie de comprobación a posteriori de algo que había sido postulado hace unos meses, por un físico teórico llamado Takeshi Martinez. Más allá de las páginas y páginas de ecuaciones diferenciales, transformadas de Laplace, operadores hermíticos y alguna que otra sencilla operación de sumas y restas, Takeshi explica que, en el origen de su teoría, esta la aplicación de simple técnica deductiva más el bueno y viejo teorema de inducción.

Él mismo lo explica en el prólogo del artículo que se publicará en Nature en pocos días, y que amablemente me permite citar, con él os dejo.

“En un principio se trató de una simple broma de sobremesa, medio existencial y, después de varias cervezas, más de tres cuartos etílica; tenía delante a mi amigo Iván, que a pesar de su experiencia y reconocimiento se quejaba de la falta de invitación a congresos de su profesión, y yo, por estar en ese momento leyendo un relato de ciencia ficción le dije:

Es que la cosa está mal repartida, estoy seguro de que en este momento hay un Iván algo cansado que, ante varias cervezas, se queja de no tener vida propia por estar todo el día de hotel en hotel, de avión en avión, de congreso en congreso…, aunque luego sonría y añada…, y de piscina en piscina y de cena en cena y de mojito en mojito y de juerga en juerga.

Después de unas risas y de todos diciendo que sí…, que eso le hacía falta a la ciencia, los mojitos y la juerga, se desató una vorágine de análisis de lo que le estaba pasando a cada cual y de que la causa de todo ello era que en otro universo se llevaban la mejor parte.

Pedro, el trotamundos empresarial del grupo, sale con: Ahora se porque, en mis viajes alrededor del mundo, no he encontrado gente con suficiente sentido común…, debe estar en otro universo.

Alberto se pone serio diciendo: Ahora ya se porque cada mes, cuando viajo a Francia, acabo perdiendo las gafas de sol y nunca las encuentro. Mira que yo no hago más que protestar y decir que los franceses son esto y aquello, pero ahora que lo pienso, deben estar largándose a otro universo. Me imagino la cara de mi otro yo al llegar a casa y decirle a mi/su mujer, María, ya sé qué puedes vender en tu nueva tienda, gafas de sol masculinas, tengo un proveedor anónimo de lo más interesante, creo que voy a programar una visita semanal a los clientes de Francia.

Gabriel, el eterno romántico, suspira y dice: Ahora ya sé porque no tengo suerte en el amor, y no hago más que encontrarme almas gemelas demasiado casadas para descasarse, o demasiado blanditas en el alma para atreverse, o demasiado atrevidas para no ser estrellas fugaces, creo que todas las almas gemelas que me corresponden están en otros universos, dime, Takeshi, como puedo viajar allí y dejar reposar este pobre corazón?

Al final de la tarde, mientras me tomaba un cappuccino y preparaba mi conferencia magistral del siguiente sábado sobre la influencia del observador en lo observable y la salpicaba de referencias zen y de bromas varias, de repente tuve un flash y recordé la frase de Sherlock Occam: Si eliminamos lo imposible, lo que nos queda, aunque improbable, debe ser cierto.

El resto…, la frase seria que el resto ya es historia, pero antes de eso debo cumplir con mi cometido en el mundo científico, y trasladar a ecuaciones lo que os acabo de explicar de manera espero que divertida”

Gran Sasso, Febrero de 2012.

1 comentario:

  1. Ya lo dijo Asimov en uno de sus relatos: los universos son infinitos, con lo cual a cada persona bien nos corresponde uno.

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